Raimundo Norambuena Caullán, es un cantautor local, que mezcla sonidos del rock y el pop, con elementos del folclore, la música étnica y latinoamericana. A pesar de que no proviene de una familia con linaje musical, en la casa de “Rai” la música siempre estuvo presente. Desde el folclore que cantaba su padre y los recuerdos que tiene de la radio Ignacio Serrano un sábado en la mañana, hasta el rock que conoció en la adolescencia, son parte importante de las influencias sonoras de un músico inquieto y propositivo.
“Me acuerdo que mis hermanas llegaban del colegio a regrabar cassettes de la época y la radio tenía una opción para grabar las cintas en rápido. Yo era chico así que me hacía gracia escuchar a Cerati o a Álvaro Henríquez con voz de ardilla. Inconscientemente me internalicé en como uno se podía grabar, me parecía alucinante revisar el arte de los discos, poder escucharte en la radio. Ya que por lo general uno no tiene la percepción completa de su voz, y por lo mismo hay gente a la que no le gusta escucharse en grabaciones, creo que arruiné varios cassette a mi familia en mis inicios de cantante”. La composición llegó por necesidad de expresión y lo ha acompañado durante toda su vida. “La música no la escucho ni la toco, la vivo. Me conecta con recuerdos, con sueños oníricos, con dolores y alegrías es una manera de canalizar mis emociones. En ese sentido tocar en vivo es enfrentarse a los miedos que uno carga, e ir rompiendo los propios límites. De eso se trata para mí, es cantar lo que uno siente, porque también otres lo han sentido. La música me permite conectar con las personas, sobre todo cuando chico porque me costaba mucho expresarme con palabras”.
Todo ese proceso formativo decantó en una propuesta musical ecléctica y un nombre artístico: “Lican Rai”. Es una denominación que lo conecta con parte de sus raíces. Además, lo define como un homenaje a su familia y su ascendencia mapuche “Mi abuelo creció en Traiguén, y su apellido (Caullán), que hace poco descubrí que es “KOYAM” (Roble), es una herencia importante, porque nunca hay que olvidarse de donde uno viene. Yo no crecí en el sur, pero siento la sangre araucana, me tira. El poeta Elicura Chihuailaf habla de “El sujeto Nativo”, que es la capacidad que tenemos de conmovernos con el entorno natural, es un sentimiento muy primitivo y tribal, pero creo que a todes nos pasan cosas cuando nos enfrentamos al mar, a la montaña o al bosque. Yo lo siento, y trato de cantarlo, por eso me puse el nombre de un lugar, además que siempre me han dicho “Rai”, entonces de ahí viene. Cuando chico me molestaron por tener ese apellido, pero no podría sentirme más orgulloso de tenerlo, porque es parte fundamental de nuestra chilenidad.
Estudió arquitectura en Valparaíso, sin embargo, nunca dejó su amor por el arte y la música. A los 12 comenzó a escribir canciones y hoy ya tiene dos discos grabados. “He tenido varios intentos de hacer bandas, algunos funcionaron bien como “Las Grandes Alamedas”, con los cabros publicamos un disco doble este año “El tiempo que ha venido” (2021), la banda no sigue, pero yo sí, y sigo trabajando con Amaru y Fabian, aunque ya no dentro de un proyecto común, porque estoy incursionando como productor, Nico Wang también está trabajando conmigo ahora”.
“Cuando el 2012 viajé al sur, sentí una conexión muy fuerte, iba solo y mientras cruzaba el canal de Chacao, comenzaban a aparecer las estrellas. Le canté a eso en mi primer disco Toco Madera. Podría decirse que a través de la música encuentro la conexión con mi sujeto nativo interno. Allá recorrí de Valdivia hasta Coyhaique, y a la vuelta sabía que tenía que grabar algo, hablé con el Erick (Erick Armijo, de la banda Sagredo), y me dio la posibilidad de grabar lo que sería “Toco Madera” (2015). En ese tiempo estaba vivo aún don Roberto (Sagredo) y sus pasos crujían en el piso antiguo de madera. Mientras grabábamos, algunos pasos quedaron registrados en el disco. Fue todo muy de aprender haciendo, al menos para mi porque el Erick es un seco, y me enrieló bastante”.
Durante la pandemia editó su segundo disco “Caracol” (2020), “Por pega, tenía que viajar caleta y eso me sometió a un constante estado de contemplación, “las horas sin tiempo” que hablaba Spinetta. Me sumergí en el ableton live y maté el tiempo de los viajes escuchando harto Radiohead, Nine Inch Nails, Björk y obras cancionero popular de los 70, Los Jaivas, Inti – Illimani y la Nueva Canción Chilena. Un poco de esa mezcla es lo que resulta en este trabajo, es un intento por hacer convivir mi mestizaje musical. Lo análogo y lo digital, el gato Alquinta y Thom Yorke, el rock, la electrónica y el canto popular”.
Canciones como “En el Sur”, “Lolenco” y “Yo no incendié el Camión” destacan en el disco. Esta última sin duda es uno de los grandes logros de su incipiente carrera, ya que cuenta con la voz inconfundible de Pancho Sazo, de la banda Congreso.
A finales de abril se estrenó el EP “MAKUÑ”, (que significa “poncho” en mapudungun) registro en vivo de cuatro canciones. Es el primer concierto con público que el artista realizó después de varios meses de encierro en cuarentena. Para Junio de este año estrenará el Lanzamiento de “Caracol” (en vivo), registro grabado en Noviembre del año pasado en la sala SCD Egaña (Santiago).
Durante el segundo semestre, el cantante viajará a estudios Romaphonic, en Buenos Aires, Argentina, para grabar su tercer disco “De Magia, Poesía y otros vicios” (2022). Editado bajo el sello Melipillano Variable Records.
– Revista Melidatos