Selección de cuentos del libro “Melipilla en Breve” realizado por la Editorial Maniobra Cartonera
¿Dónde estan las Sillas?
Ya me parecía extraño que las sillas desaparecieran. Por las noches dormía atenta y despertaba con cada ruido. Se lo advertí a todos mis cercanos, pero también les ocurría la misma situación. Un día no aguanté y me fuí de la ciudad. Ya no podía gastar más en comprar otras sillas.
Pasó el tiempo y volví. Me dijeron que hace años que no ocurre y que no me preocupe. Cada noche las escondo por precaución.
Viviana Guajardo Hernández – 25 Años
Sueño
Despierto y siento mi frente pegada en el congelado vidrio del Ruta-Bus. Son las 7 pm y ya está muy oscuro. Llueve, es invierno. A través del empañado vidrio del bus veo el Cerro Bata. Falta poco para llegar a Melipilla así que me relajo.
De pronto, un silencio extraño lo inunda todo. El bus no se mueve, me asusto. Abro mis ojos lentamente, y doy un salto por lo que veo.
Estoy en el terminal, el bus está vacío.
¡No!, otra vez me quedé dormida.
Matías Javier Lastra – 48 Años
Ciudad Fome
Melipilla, dicen que nada pasa. Así parece, cada vez que viajo yo vuelvo a Melipilla, podría perderme en lugares emocionantes, pero vuelvo.
Melipilla es como un perro viejo, color suciedad, olor a perro, pero amoroso, acogedor, que te mira a los ojos y sientes algo que no se puede reducir a una palabra.
Andrea Aguirre Muga – 23 Años
La Gloriosa Industrial
Escuela de artesanos que luego fue reconocida como Escuela Industrial de Melipilla. Orgulloso mi padre, la llamó así desde que egresó de sus aulas con honores en Construcción habitacional en el año 1951.
Muchas historias y aventuras dentro de aquel edificio que cobijaba a los jóvenes que querían surgir, buscando oportunidades en un lugar que les brindaba, de manera gratuita, la educación.
Obteniendo sus primeros conocimientos de una hermosa trayectoria como maestro carpintero. Conociendo la función de sus herramientas, conocimientos teóricos y absorbiendo la experiencia de sus maestros. Descubriendo ahí el talento y destreza de sus manos.
Ana Calderón Gómez – 50 Años
– Revista Melidatos