Por: Cristian Andrés Lisboa Díaz, Naturalista, presidente de la Organización Cultura Nativa de Melipilla
El día de la tierra se celebró por primera vez el año 1970 en Estados Unidos. Posteriormente la ONU, en el año 2019, proclamó la fecha 22 de abril como el día Internacional de la Madre Tierra. Actualmente pareciera ser un día más en nuestro calendario; aunque deberíamos ponerle más atención.
Llevo mucho tiempo descubriendo rincones hermosos en la provincia, buscando lo que habita más allá de la belleza y nuestra ignorancia. Siento el llamado de paisajes amenazados por proyectos económicos en esta era tecnológica. La tierra grita que se recupere el sentido de protección. Y cómo ignorar a nuestro vecino, el cerro El Sombrero, el majestuoso río Maipo, el anciano cordón de Cantillana con su belleza única y especies endémicas de flora y fauna, que constantemente tienen su ecosistema bajo peligro.
El paisaje y sus habitantes naturales aún conservan el eco de los antiguos guardianes, que nos enseñaron a respetar el rincón más sagrado que tenemos, la Tierra, que nos habla muy suave cuando le ponemos atención. Es como si sonara una armoniosa flauta mientras te deleitas con el vuelo de un cóndor, y a paso curioso un zorro olfateara tu alma. Todo te emociona.
La dependencia tecnológica nos ha distanciado de la naturaleza, como generación. Muchas veces visitamos lugares con nuestras mascotas, sin saber que pueden ser un peligro para la fauna del territorio, o cortamos la flora nativa para llevarla a casa. Algunos destruyen senderos. Incluso, hay quienes generan incendios por distintos motivos.
Es tiempo de abrirnos al conocimiento y educarnos, aprovechando la tecnología para este fin, y así traspasar a las próximas generaciones la importancia de la naturaleza. Podemos partir tomando la responsabilidad de ver a la naturaleza como algo sagrado. Apreciar nuestro cerro El Sombrero como si fuera nuestra casa, así también respetando al río Maipo y nuestro entorno. Hay una frase que dice: “conocer para proteger” y, según mi experiencia, le sumaría el sentir, es decir: “conocer para sentir y proteger”.
Olvidar la sabiduría ancestral nos ha llevado hasta este punto. Somos partícipes del cambio climático que atenta contra los ecosistemas, que eso no se nos olvide y nos ayude a mejorar.
Veamos a los árboles como generadores de vida, pues tienen mucha importancia para el suelo, el aire y nuestros cerros. Cuidemos a la madre Tierra, pues no se puede negar la belleza de las cascadas del Horcón de Piedra, junto a la gran fauna de los viejos senderos de Alhué, y la sana vegetación que abunda en la cantera de Pomaire. Si observas la cordillera de Los Andes, al amanecer, desde la cumbre del cerro El Sombrero, podrás ver cómo se dibuja la montaña más alta de América, el Aconcagua. Sin dudas, un regalo que debemos apreciar y agradecer.
Aprovecho este espacio entregado por Revista Melidatos para invitarte a escuchar a las organizaciones que demuestran un interés de protección y lucha por nuestro territorio. En Cultura Nativa compartimos el conocimiento a quienes se interesan por aprender sobre lo que tenemos en nuestro cerro. Creemos que lo que pasa acá es un reflejo del mundo; si el Everest es sagrado este rincón también lo es.
– Revista Melidatos