El espacio, luna, julio de 1969. “Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad”. Esas fueron las palabras que utilizó Neil Armstrong para describir el comienzo de su caminata por la luna. La NASA transmitió el hito por televisión y aproximadamente 650 millones de personas celebraron en el planeta Tierra. Estados Unidos se consagró como el primer país en poner a un hombre en la superficie lunar.
La Tierra, Estados Unidos, junio de 1976. Bill Kaysing, extrabajador de Rocketdyne, una subsidiaria de North American Aviation, principal fabricante de los motores cohete para el proyecto Apolo-Saturno de la NASA, pública el libro We Never Went to the Moon, (Nunca hemos ido a la Luna). El material expone la falta de conocimientos técnicos para realizar la hazaña, basado en el informe de 500 páginas escrito por Thomas Ronald Baron, inspector de seguridad y control de calidad para la misma North American Aviation, quien murió luego de que su auto fuera embestido por un tren. Además, se hace referencia a la incongruencia en el material fotográfico y audiovisual que dejó la misión.
El libro anterior ha sido la base de quienes aseguran que la llegada del hombre a la luna fue una farsa de los Estados Unidos. Sin embargo, esta teoría ha sido desmentida por los expertos. Pero al existir argumentos de ambos lados las dudas sobre el alunizaje también son válidas. Por lo anterior, en esta nota abordaremos algunos de los principales puntos del debate.
Lo primero a considerar es la carrera espacial (1957-1969), contexto en que el hombre llegó a la luna, el cual tuvo lugar durante la guerra fría (1947- 1991), disputa entre Estados Unidos y la URSS por imponerse como la principal potencia mundial. Los soviéticos llevaban la delantera, pues ya habían puesto en órbita al Sputnik, el primer satélite artificial, y también llevaron al primer hombre al espacio, el cosmonauta Yuri Gagarin. Por su parte, los estadounidenses no venían bien, ya que en la década de 1960 habían tenido lugar hechos como el desastre a la Invasión de Bahía de Cochinos, el asesinato de Martin Luther King, la guerra de Vietnam y el asesinato de John F. Kennedy.
Sumado al contexto anterior, también cabe mencionar el caso Watergate ocurrido en 1972 y el fin de la guerra de Vietnam en 1975, hechos previos a la publicación de We Never Went to the Moon, y que llevaban a la ciudadanía a desconfiar de las versiones oficiales de las autoridades estadounidenses.
Los principales argumentos que se han ido presentando a lo largo del tiempo son:
Las huellas dejadas por los astronautas, las cuales no podrían haber sido tan perfectas en una superficie extremadamente seca. No obstante, el regolito, mineral que recubre la superficie lunar, formado por material de diversos tamaños, sumado a la leve gravedad, propicia las impresiones ante cualquier tipo de presión.
La falta de estrellas en las fotografías también es un argumento utilizado para desmentir el alunizaje, pues la NASA no habría querido simularlas, y así exponerse a que algún astrónomo descubriera el engaño. Sin embargo, esto se debe a que el brillo de las estrellas es demasiado débil para aparecer en la película fotográfica.
El movimiento de la bandera, quizás el comentario más escuchado, también ha sido desmentido, dado que esta no se encuentra ondeando, sino que colgaba de una escuadra para mantenerse erguida. Además, su material de fabricación es el que provoca este efecto.
Por otra parte, el séptimo arte no queda fuera de la polémica, ya que en 2002 se estrenó en Francia el falso documental Operación Luna, realizado por William Karel. El material expone que la misión fue rodada por Stanley Kubrick luego de realizar su película 2001: Una odisea en el espacio, pero al final se aclara que ha sido una broma, aunque no todas las personas llegan hasta esa parte.
Al parecer todos los argumentos indican que la llegada del hombre a la luna es real. Pero la pregunta que muchos aún se hacen es ¿por qué no se sigue yendo?, pues el último alunizaje ocurrió el 11 de diciembre de 1972, protagonizado por el Apolo 17, y desde entonces sólo se han enviado sondas no tripuladas. Daniel Marín, astrofísico y divulgador científico, expone: “El programa Apollo fue el resultado de la Guerra Fría y cuando ésta acabó, ya no tenía sentido porque era muy caro, representaba un porcentaje del PIB de Estados Unidos difícil de asumir. La carrera espacial derivó en la carrera lunar y ya la habían ganado”.
Finalmente, cabe destacar la importancia de cuestionar y tener un pensamiento crítico activo ante eventos de esta magnitud, ya que la curiosidad por saber lo que ocurrió realmente es una característica que jamás se debería dejar de lado. Si no hubiese sido por las dudas que nos asoman jamás se habrían logrado los grandes descubrimientos en la historia de la humanidad. Además, buscar las respuestas puede llevar un proceso de investigación que muchas veces resulta entretenido.
– Revista Melidatos