Sin duda, todos hemos atravesado diversos estados emocionales, como la tristeza, enojo, felicidad y/o alegría, notando cómo nos afectan a diario en los distintos ámbitos de nuestra vida, ya sea laboral, académico, familiar, deportivo, etc. Esto ha hecho que en los últimos años el manejo de las emociones tenga más importancia a nivel de sociedad, pues son pieza clave al momento de desenvolvernos en esta, ya que cada persona siente de manera distinta.
Dentro del campo emocional hay quienes poseen una mayor sensibilidad, dada las experiencias de vida y su capacidad empática. Esto puede derivar en una virtud, permitiendo una mayor vinculación; como también verse afectados de manera más intensa por los hechos cotidianos. Si crees que conoces personas con estas condiciones, o las has notado en ti mismo, es posible que estemos hablando de una personalidad altamente sensible (PAS), por lo que te invitamos a seguir leyendo esta nota y saber más sobre este concepto.
El término fue definido en 1996 por la investigadora y doctora en psicología estadounidense Elaine Aron, quien expone que dadas las condiciones del sistema nervioso de estas personas “son conscientes de las sutilezas de su entorno y se abruman más fácilmente cuando se encuentran en un contexto altamente estimulante”. Estos factores pueden ser positivos o negativos, llevándolas a evitar ciertas situaciones. Además, menciona que también suelen ser muy creativos y tienen un gran nivel de empatía.
Su libro The Highly Sensitive Person (Persona Altamente Sensible) ha sido la base para conocer más sobre este rasgo. Además, sus estudios han demostrado que esta característica se encuentra presente en un 20% de las personas a nivel mundial.
La personalidad altamente sensible no es un trastorno, patología o enfermedad mental, sino que es un rasgo con el que nacemos. Por lo que nuestra crianza y experiencias de vida influyen en los distintos niveles que se desarrolla.
Javiera Pino, psicóloga clínica de la Universidad Central, y especialista en crianza y familia, expone: “Los diversos entornos son claves y determinantes para la detección temprana de un PAS, y así desde el entorno médico no se confunda con TEA. Dicho esto, la familia es quién tiene la sartén por el mango; si ellos están bien informados probablemente podrán acceder al diagnóstico temprano. De otra manera será una ruleta rusa”. Si todo sale bien, la familia entenderá mejor sus comportamientos en situaciones cómo: “mamá me duele el ruido”, entendiendo “mi hijo es más sensible que los demás”. Por el contrario, si el niño/a escucha frases como: “¡déjate de exagerar!” o “ya pues, córtala con eso, no seas mañoso” aparte de crecer como “bicho raro” es probable que se le genere una baja autoestima, pues su familia no lo pudo entender.
En línea con lo anterior, Elaine ha definido cuatro dimensiones particulares que presentan las personas con PAS.
Profundidad de procesamiento: tendencia consciente o inconsciente de analizar y reflexionar la información en mayor profundidad antes de tomar decisiones o actuar. Al usar más partes del cerebro a cargo de procesar la información estas personas suelen ser más perfeccionistas y creativas.
Sobrecarga sensorial: mayor sensibilidad a los estímulos, como el ruido, la luz, los olores, o situaciones novedosas (todos los anteriores agradables o desagradables), por lo que tienden a estresarse, pues son personas más reactivas.
Alta sensibilidad emocional y empatía: relación más intensa con los sentimientos. Además, suelen identificar emociones del resto con mayor facilidad, preocupándose por su bienestar. Esto puede ser un pro o un contra, ya que la experiencia, sea positiva o negativa, se vive con más intensidad.
Sensibilidad a la sutileza: mayor conciencia de las características del entorno, percibiendo detalles que muchos pasan por alto. Esto puede ir desde el cambio en la decoración de un espacio físico, sonidos, sabores, olores, etc. Además de estados de ánimos o expresiones corporales de terceros.
Por lo anterior, es que se recomienda visitar a un especialista cuando se perciban algunos de estos factores, pues, aunque no se trata de una enfermedad, sí suele confundirse con algunos trastornos, como la bipolaridad, hipersensibilidad y/o una depresión.
Si te identificaste con esta nota, recuerda que es muy importante abrir un camino hacia el autoconocimiento, y así entender tu manera vivir el mundo desde la sensibilidad. Sabemos que es un proceso difícil, pero es una tarea que te permitirá conocer tu identidad de forma más auténtica, entendiéndote a ti mismo y tus emociones. Así podrás sumar cambios beneficiosos en tu vida.
Por último, hay que ser consciente que existen múltiples sensibilidades, así generaremos una convivencia más empática y compasiva con los demás. Sobre todo, en estos últimos años, donde este rasgo se ha acentuado de manera más intensa en la sociedad. Partir por escuchar a quienes son PAS es un gesto que tendrá un alto valor para ellos.
– Revista Melidatos